«¿Cuál es una división justa del trabajo en un matrimonio? Estoy embarazada de mi primer hijo y no quiero que nuestro matrimonio se rompa por la cantidad de trabajo que está a punto de venir.»

¡Felicidades por tu embarazo! Espero que vaya bien.

Tu pregunta es muy interesante, y tienes razón en preocuparte, porque tu relación cambiará una vez que llegue el bebé.

No quiero asustarte, pero las investigaciones demuestran que el primer año de vida de tu bebé suele ser difícil para la pareja. Hay dos razones principales que explican por qué tener un hijo hace que tu matrimonio sea menos feliz. Una es la falta de sexo. Los nuevos padres tienen menos sexo, y esto puede ser un problema porque el sexo nos hace felices.

La segunda razón es la que mencionas: una división justa del trabajo. En la mayoría de las parejas heterosexuales, sigue siendo la mujer quien se encarga de la mayor parte del cuidado de los niños y las tareas del hogar. Esto ocurre incluso en parejas donde ambos trabajan fuera del hogar e incluso cuando la mujer gana más que el hombre. Esta falta de igualdad es peligrosa porque genera infelicidad en las mujeres, y cuando esto sucede, el matrimonio tiende a verse afectado. Cuando ambos padres comparten la carga, la familia va mejor.

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Por lo tanto, es muy importante que dividais el trabajo, o la carga mental, como se suele llamar, de una manera que ambos consideréis justa. Además piensa que la carga mental, la cantidad de cosas que tendréis que hacer, aumentará considerablemente una vez que nazca el bebé.

¿Cómo planificar una división justa del trabajo? Esto es lo que recomiendo a mis clientes:

  1. Por separado, escribir todo lo que haces en casa. Identificar todas las tareas, describir todos los pasos (conceptualización, planificación y ejecución), con qué frecuencia las hacéis, cuánto tiempo tardáis y cuánto os gusta hacerlas. (Por ejemplo, hacer la compra: escribir la lista, entrar en la web, asegurarse de que el horario de entrega sea correcto y organizarla una vez que llega. Me lleva 40 minutos, lo hago semanalmente y lo disfruto bastante).
  1. Discutirlo juntos y decidir si hasta ahora la división del trabajo es justa.
  1. Hacer una lista de todas las tareas que tendréis que empezar a hacer cuando nazca el bebé (por ejemplo, comprar pañales, darle de comer, pasear, ir al médico, lavar la ropa, bañarlo, las tomas nocturnas, esterilizar biberones…). Decidir cómo dividir todo de una manera que ambos consideréis justa. Una vez que nazca el bebé, probablemente tengáis que ajustar esta lista porque habrá cosas que habréis pasado por alto.
  1. Al final de cada semana, evaluar cómo van las cosas y si necesitáis cambiar algo.

Sé que esto puede parecer obvio, pero no dejes de hablar con tu marido. No des por sentado que él sabe cómo te sientes. Dile cómo te sientes, qué te funciona y qué no. Cuanto mejor os comuniquéis, más probable será que vuestro matrimonio vaya bien.

También quiero decirte que sí o sí tendréis discusiones sobre la crianza de tu hijo (por ejemplo, «No le castigas lo bastante», «No está bien que lo dejes ver tanta televisión»). Esto es totalmente normal, porque todos tenemos diferentes opiniones y valores sobre cómo criar a nuestros hijos. Por mucho que discutáis, recuerda siempre que los queréis lo mejor para vuestro hijo, aunque a veces ‘lo mejor’ sea diferente para uno que para otro.

No subestimes cuánto cambiará tu vida con la llegada del bebé. Si necesitas apoyo en cualquier momento, ponte en contacto conmigo. Os deseo a los dos y a vuestro bebé todo lo mejor en este viaje tan increíble que estáis a punto de empezar.

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Un abrazo,  

Ana 

Dr Ana Aznar 

Cuando nos convertimos en padres (y sobre todo en madres), nuestra carga mental se dispara: «Me tengo que acordar de pedir cita en el dentista para Juan «, «Isabel tiene que llevar calcetines rojos al colegio mañana«, «Es el cumpleaños de Tomás la semana que viene, tengo que comprar los globos«, «Tengo que pasar por el supermercado a la salida del trabajo porque se ha terminado la leche» y así sucesivamente. ¡La lista de cosas por hacer no termina nunca! Esta es la carga mental de ser padre. Se describe como el pensamiento, la planificación, la programación y la organización de los miembros de la familia, y el trabajo emocional asociado con este trabajo.

Estoy hablando de la carga mental de los padres, pero para ser justos, en la mayoría de las familias esta carga mental la llevan las madres. No soy yo quien lo dice (no disparen al mensajero), las investigaciones muestran que incluso cuando las mujeres trabajan horas similares y ganan lo mismo o incluso más que los hombres, todavía tienen un segundo turno cuidando de la casa y de los niños. Porque, por lo general, cuando los padres ayudan, están haciendo exactamente eso: ayudar. La mujer sigue siendo la que dirige todo.

No quiero sonar como el Grinch, pero la realidad es que durante la Navidad nuestra carga mental aumenta. ¡Y dependiendo de como de “en serio” te tomes la Navidad, puede aumentar mucho! Decoraciones, visitar a la familia (y negociar las políticas y dinámicas familiares), organizar (y cocinar) las comidas (teniendo en cuenta los requisitos dietéticos de la mitad de la familia), comprar regalos (no olvides envolverlos), ver las funciones del colegio (para los cuales has hecho a mano el disfraz de pastor perfecto), organizar planes navideños, escribir Christmas y ayudar en el concierto de villancicos del colegio… ¡Y debes hacer todo esto mientras haces malabarismos con el trabajo, cuidas a los niños (mientras están de vacaciones) y no te olvides de disfrutar y ser completamente feliz y encantadora! Para muchas familias, los problemas financieros pueden ser una preocupación adicional. Mucho, ¿verdad?

Si te sientes así cada Navidad, mi propuesta para este año es que te pares a pensar en tus prioridades. Está muy bien que quieras crear unas fiestas especiales para todos los que te rodean, pero también necesitas disfrutar y, si es posible, descansar un poco. ¿Cómo lo hacemos?

  • Aprende a decir NO. Y di NO sin sentirte culpable. Si te piden que hagas cosas para las que simplemente no tienes tiempo o no quieres, dilo. Aprender a decir NO es una habilidad que todos debemos desarrollar. ¡Cuanto más lo digas, más fácil te resultará!
  • Piensa en lo que es importante para ti y lo que no. Olvídate de las cosas que no son importantes. En mi caso, me niego rotundamente a escribir Christmas. Nunca lo he hecho. No quiero pasar horas y horas escribiendo, pegando, pidiendo direcciones…
  • Comparte la carga con el resto de la familia. Y me refiero a compartir la carga, no solo a pedirles ayuda. Delega tareas a otros miembros de la familia. Sin embargo, esto significa que si no te gusta cómo lo hacen, ¡debes callarte!
  • Manténte alejado de las redes sociales. Si te sientes estresado, esas imágenes impecablemente seleccionadas de la perfección navideña solo te harán sentir peor.
  • Por último, lo más importante: tus hijos no necesitan una Navidad perfecta organizada por la madre perfecta pero cansada y estresada. Tus hijos quieren pasar tiempo contigo, quieren reír, jugar y charlar. No les importa si las decoraciones son absolutamente perfectas o cuántas tarjetas navideñas escribiste. No recordarán eso. Recordarán los buenos momentos que pasaron contigo durante la Navidad y que los hiciste sentir queridos y especiales. Ese es el significado de la Navidad.

Te deseamos una muy feliz Navidad. En REC Parenting estaremos aquí para apoyarte, si lo necesitas. ¡Ponte en contacto con nosotros!

Un abrazo, 

Ana

Dr Ana Aznar

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