Mi Hijo de 3 Años Está Fuera de Control
“¡Ayuda! Mi hijo de 3 años está fuera de control. Rompe todo, se enfada, está irritable, es incontrolable».

A los 3 años, a tu hijo le resulta muy difícil controlar sus emociones. Y a esta edad, cuando está feliz, está MUY feliz, y cuando está enfadado, está MUY enfadado. A esta edad, los niños se vuelven más independientes. La mayoría ya puede caminar y, con esta nueva independencia física, quieren que se les permita hacer cosas. Y cuando les dices «NO», empieza la frustración. Y como no pueden controlar esa frustración ni expresar cómo se sienten, ¡empiezan las rabietas!
Las rabietas ocurren por hambre, cansancio, enfermedad y frustración. Por lo tanto, la prevención es la mejor manera de evitarlas.
Algunos consejos útiles son:
- Establece una rutina consistente para que el niño sepa cuándo es hora de ir a dormir, bañarse, comer y jugar.
- Lleva algo de comer cuando salga para evitar que tu hijo tenga hambre.
- Si es posible, evite actividades “aburridas” como ir al supermercado o a la oficina de correos alrededor de la hora de la siesta o del almuerzo, cuando es más probable que su hijo esté de mal humor.
- Ten juguetes a mano para poder distraer a su hijo si comienza a ponerse nervioso.
Si no logras evitarlo, no hay mucho que puedas hacer una vez que empiece la rabieta. Lo mejor es esperar a que pase. Asegúrate de que tu hijo esté seguro (a veces se golpea la cabeza contra la pared o el suelo), quédate cerca, pero no hagas nada. Una vez que termine, límpiale las lágrimas y redirige su atención a otra actividad.
El acrónimo (en inglés) R.I.D.D. puede ayudarte a manejar las rabietas (es más fácil decirlo que hacerlo, lo sabemos):
- Mantén la calma
- Ignora la rabieta
- Distrae al niño en cuanto termina la rabieta
- Asegúrate que tu hijo está bien pero no de les lo que quiere
No cedas. Si cedes ante la rabieta, estás reforzando el comportamiento y tu hijo sabrá que si hace una rabieta, conseguirá lo que quiere. Sabemos que puede ser doloroso verlo, pero lo mejor para tu hijo es que esperes a que termine.
Por último, recuerda que los niños aprenden más de lo que hacemos que de lo que decimos. Sé un buen ejemplo para tu hijo y gestiona tus emociones con calma.
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Os deseo todo lo mejor.
Un abrazo,
Ana