“El profesor dice que mi hijo de 5 años no escucha en el jardín de infancia. ¿Qué puedo hacer?”

Puede parecer obvio lo que te voy a decir, pero antes de nada, revisa la audición de tu hijo. Puede que en casa oiga bien, pero en la guardería, con más ruido y más gente, le cueste más oír. Siempre es importante descartar cualquier posible causa física del comportamiento de nuestros hijos antes de centrarse en las psicológicas.
También podría ser que tu hijo tenga dificultades con el lenguaje, para seguir instrucciones o concentrarse. También podría sentirse nervioso en la guardería y eso le impide escuchar bien. Siempre es importante recordar que tu hijo no pretende ser irrespetuoso; sino que necesita ayuda para desarrollar su capacidad de escucha. Habla con el profesor sobre estas posibles razones y trabajar juntos para apoyar a tu hijo. Es muy importante que la guardería y tú trabajéis en equipo.
En casa, puedes practicar con tu hijo para desarrollar su capacidad de escucha. Enséñale que, siempre que el profesor le hable, debe mirarlo a los ojos y pedirle que repita lo que dijo si no lo entendió bien. El profesor también podría sentar a tu hijo junto a un niño que se porte bien para que le dé ejemplo de lo que debería hacer.
Normalmente, a medida que tu hijo se desarrolla, mejorará su capacidad de escuchar. Si no progresa, sería buena idea explorar si podría tener TDAH o alguna otra condición.
¡Os deseo lo mejor!
Ana
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“La abuela de mi hija, mi madre, a veces la calla criticándola, por ejemplo, diciéndole que debería ordenar su habitación antes de hacer videos de baile con sus amigas. Ten en cuenta que mi hija se los muestra a mi madre porque está emocionada con los bailes que está creando y quiere que ella también se emocione con ellos. A mi hija le hace sentir mal cuando mi madre la critica y desea que se centre más en las partes más positivas del video que comparte, como el baile o la diversión que tiene al hacerlos. ¿Cómo apoyo a mi hija con este dilema? Mi hija tiene 14 años y no quiere hacer un gran alboroto al respecto y definitivamente no quiere que le diga nada a mi madre. También es importante tener en cuenta que generalmente tienen una relación muy cercana, por lo que es tan doloroso para mi hija cuando suceden este tipo de cosas. Mi madre también solía hacer esto conmigo cuando era pequeña, ser quisquillosa con ciertas cosas y eso me impedía querer decirle cosas. Quiero apoyar a mi hija respetando su deseo de no decirle nada a mi madre, pero tampoco quiero que se encuentre en una situación en la que se sienta mal o no pueda defender sus sentimientos. ¿Alguna sugerencia?”

Esta situación ocurre a menudo. Lo que ocurre es que hay una desconexión entre lo que tu hija considera importante y lo que tu madre considera importante. Para tu hija, sus videos de baile son realmente importantes. Tu madre no entiende lo importantes que son para ella y considera que cosas como tener una habitación ordenada son más importantes.
Entiendo que esta situación duela a tu hija, pero tomémosla como una oportunidad de aprendizaje. Explícale que muchas veces en la vida habrá momentos en que las personas que la quieren no compartirán sus mismas pasiones o intereses. Dile que su abuela la quiere profundamente y que no quiere herir sus sentimientos, simplemente no se da cuenta de lo importantes que son los videos de baile para ella. Aprovecha esta oportunidad para enseñarle la importancia de ser asertivo, es decir, la capacidad de decirle a alguien cómo nos sentimos y qué queremos sin herir sus sentimientos. Así que podría practicar diciéndole a su abuela algo como: «Abuela, estos videos son importantes para mí, así que me encantaría que a ti también te gustaran. Te quiero y quiero compartir esto contigo, pero me duele que me critiques por hacerlos».
¡Os deseo lo mejor a las tres!
Un abrazo,
Ana
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“Tengo una relación tensa con mi madre (soy adulta y madre) porque siempre ha tenido trastorno bipolar, pero se negaba a tomar su medicación. Ahora está enferma y necesita cuidados, pero no sé si podré con ello. ¿Algún consejo sobre cómo ayudar a una madre con trastorno bipolar y, al mismo tiempo, proteger mi salud mental y la de mi hijo?”

El trastorno bipolar es una de las afecciones crónicas más comunes. Aproximadamente una o dos de cada 100 personas padecen trastorno bipolar. Esto significa que casi tantas personas viven con trastorno bipolar como con cáncer. Como bien sabes, se trata de una afección en la que el estado de ánimo puede fluctuar de un extremo a otro. Los estados de ánimo pueden durar de días a semanas. Algunas personas tendrán algunos episodios, mientras que otras pueden tener muchos.
Sin medicación, la persona puede presentar mala toma de decisiones, comportamientos de riesgo, insomnio, gastos excesivos, aislamiento social, dificultades para cumplir con las obligaciones laborales, falta de higiene personal, psicosis o, en el peor de los casos, suicidio.
Tu situación es difícil y puedes sentirte muy aislada. Por eso, conectar con otras personas que estén pasando por lo mismo que tú puede ayudarte a gestionarlo mejor y a sentirte menos sola. Organizaciones como la Alianza de Apoyo para la Depresión y el Trastorno Bipolar (DBSA) ofrecen un espacio seguro para cuidadores y familiares de personas que viven con trastorno bipolar.
Ahora mismo, con tu madre necesitando cuidados, debes decidir cómo quieres apoyarla. Solo tú puedes tomar esta decisión. Sería buena idea trabajar con un terapeuta para que te ayude a sobrellevar este momento. Un terapeuta te ayudará a establecer límites claros para ti y tu hijo. Y recuerda que puedes seguir apoyando a tu madre incluso si no participas directamente en su cuidado diario. Cuida tu salud mental y la de tu hijo, deja atrás la culpa que puedas sentir y actúa según tus propios valores.
Te deseo todo lo mejor.
Un abrazo,
Ana
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«¿Cómo debo cortar lazos con una hija tóxica? Tiene 30 años y es horrible conmigo. De verdad necesito priorizar mi salud mental y no quiero que me haga más daño.«

Lamento mucho saber que estás pasando por esto. Tu mensaje me entristece mucho.
Este tipo de problemas suelen surgir porque no hay límites claros entre tú y tu hija. Te recomiendo encarecidamente que busques el apoyo de un terapeuta. El terapeuta te ayudará a definir cuáles son tus límites, a comunicárselos a tu hija y a estar preparada para aplicar las consecuencias si se cruzan. También te dará las herramientas para gestionar tus emociones y pensamientos.
Creo que es tan importante que trabajes con un terapeuta es que tu situación es poco común. Una encuesta reciente de la organización benéfica Stand Alone muestra que solo el 5% de los padres distanciados de sus hijos, cortan la relación ellos mismos. Es tan poco común, en parte porque nuestra sociedad espera que los padres quieran incondicionalmente a sus hijos y acepten cualquier tipo de tratamiento. Por lo tanto, al ser una situación poco común, puede resultar especialmente aislante, lo cual no es bueno para tu salud mental. Necesitas un espacio para hablar de tu situación con compasión y sin prejuicios.
Los padres suelen cortar relaciones con sus hijos por las mismas razones que los hijos cortan con sus padres: conflictos familiares, diferencias de valores personales, abuso de sustancias y otros comportamientos problemáticos. Una investigación realizada por Stand Alone muestra que, en el caso de las hijas, las razones más comunes para cortar vínculos son los problemas de salud mental y el abuso emocional, mientras que en el caso de los hijos, el divorcio y la familia política son las razones más comunes.
El distanciamiento no siempre es permanente. Las madres y las hijas, en particular, son más propensas a atravesar fases de distanciamiento y reunificación. Además, ten en cuenta que si cortas vínculos con tu hija, habrá momentos, como las vacaciones y los cumpleaños, en los que probablemente lo encuentres más difícil.
Estaré encantada de ayudarte a encontrar un terapeuta. Solo ponte en contacto conmigo.
Te deseo todo lo mejor.
Un abrazo,
Ana
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“Mi hijo se golpeó la cabeza y se hizo un chichón grande estando con mi madre, pero ella no me dice qué pasó. Lo llevé al médico y está bien, pero ahora no sé si puedo confiar en mi madre para que lo cuide. ¿Debería seguir confiando en ella?”

Esta es una situación complicada para ti. Lo siento.
Supongo que tu hijo es demasiado pequeño para contarte lo que pasó, así que solo puedes confiar en tu madre y ella no te dice nada. Por muy difícil que sea, tu prioridad debería ser la seguridad de tu hijo. Así que, si yo fuera tú, le diría a mi madre que no puede pasar tiempo a solas con él a menos que te cuente lo sucedido. Le diría que estáis encantados de pasar tiempo con ella, pero que ahora mismo no os sentís seguros dejándole al niño.
¿Cómo está tu madre de salud? ¿Será que no te lo cuenta porque no lo recuerda? Quizás valga la pena llevarla al médico para una revisión.
Te deseo todo lo mejor.
Un abrazo,
Ana
“¿Tienes algún consejo sobre cómo lidiar con las rabietas de un niño de 5 años? Lleva unos meses de muy mal humor.”

Las rabietas son menos comunes después de los 3 años, pero aún pueden ocurrir a los 5. Sin embargo, si está preocupada, consulte a tu médico.
Las rabietas son episodios breves de comportamientos extremos y, a veces, agresivos, en respuesta a la frustración o la ira. Suelen incluir llanto, golpes, lanzamiento de objetos, empujones, y retención de la respiración. Las rabietas ocurren por hambre, cansancio, enfermedad y frustración. Por lo tanto, la prevención es la mejor manera de evitarlas.
Ocurren porque a tu hijo aún le puede resultar difícil controlar sus emociones. A medida que tu hijo crece y aprende a expresar sus sentimientos con palabras, la frecuencia, duración e intensidad de las rabietas disminuyen (¡no te desesperes! Hay luz al final del túnel).
Si no logras prevenirlas, no hay mucho que puedas hacer una vez que comiencen. Lo mejor es esperar. Asegúrate de que tu hijo esté seguro (a veces se puede golpea la cabeza contra la pared o el suelo), quédate cerca, pero no hagas nada. Una vez que termine, límpiale las lágrimas y redirige su atención a otra actividad.
El acrónimo (en inglés) R.I.D.D. puede ayudarte a manejar las rabietas:
- Mantén la calma
- Ignora la rabieta
- Distrae al niño en cuanto termine
- Asegúrate de que tu hijo esté seguro, pero no cedas a sus exigencias.
No cedas. Si cedes ante la rabieta, estás reforzando el comportamiento y tu hijo sabrá que si tiene una rabieta, conseguirá lo que quiere. Sabemos que puede ser doloroso verlo, pero lo mejor para tu hijo es que esperes a que termine.
Las rabietas pueden llevarte al límite. Intenta mantener la calma lo más posible. Si crees que vas a perder los nervios, asegúrate de que tu hijo esté seguro y sal de la habitación unos segundos para tranquilizarte. Otra técnica útil es llamar a un amigo y charlar un rato para distraerte mientras te aseguras de que tu hijo esté seguro. O pídele a un vecino que venga. Y recuerda, esta fase no durará para siempre, aunque a veces parezca que sí.
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Os deseo todo lo mejor.
Un abrazo,
Ana
“¡Ayuda! Mi hijo de 3 años está fuera de control. Rompe todo, se enfada, está irritable, es incontrolable».

A los 3 años, a tu hijo le resulta muy difícil controlar sus emociones. Y a esta edad, cuando está feliz, está MUY feliz, y cuando está enfadado, está MUY enfadado. A esta edad, los niños se vuelven más independientes. La mayoría ya puede caminar y, con esta nueva independencia física, quieren que se les permita hacer cosas. Y cuando les dices «NO», empieza la frustración. Y como no pueden controlar esa frustración ni expresar cómo se sienten, ¡empiezan las rabietas!
Las rabietas ocurren por hambre, cansancio, enfermedad y frustración. Por lo tanto, la prevención es la mejor manera de evitarlas.
Algunos consejos útiles son:
- Establece una rutina consistente para que el niño sepa cuándo es hora de ir a dormir, bañarse, comer y jugar.
- Lleva algo de comer cuando salga para evitar que tu hijo tenga hambre.
- Si es posible, evite actividades “aburridas” como ir al supermercado o a la oficina de correos alrededor de la hora de la siesta o del almuerzo, cuando es más probable que su hijo esté de mal humor.
- Ten juguetes a mano para poder distraer a su hijo si comienza a ponerse nervioso.
Si no logras evitarlo, no hay mucho que puedas hacer una vez que empiece la rabieta. Lo mejor es esperar a que pase. Asegúrate de que tu hijo esté seguro (a veces se golpea la cabeza contra la pared o el suelo), quédate cerca, pero no hagas nada. Una vez que termine, límpiale las lágrimas y redirige su atención a otra actividad.
El acrónimo (en inglés) R.I.D.D. puede ayudarte a manejar las rabietas (es más fácil decirlo que hacerlo, lo sabemos):
- Mantén la calma
- Ignora la rabieta
- Distrae al niño en cuanto termina la rabieta
- Asegúrate que tu hijo está bien pero no de les lo que quiere
No cedas. Si cedes ante la rabieta, estás reforzando el comportamiento y tu hijo sabrá que si hace una rabieta, conseguirá lo que quiere. Sabemos que puede ser doloroso verlo, pero lo mejor para tu hijo es que esperes a que termine.
Por último, recuerda que los niños aprenden más de lo que hacemos que de lo que decimos. Sé un buen ejemplo para tu hijo y gestiona tus emociones con calma.
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Os deseo todo lo mejor.
Un abrazo,
Ana
“Mi hija de 3 años tiene rabietas por todo. ¿Cómo puedo pararlo?”

Las rabietas son episodios breves de comportamiento extremo, y a veces agresivo, en respuesta a la frustración o la ira. Suelen incluir llanto, golpes, lanzamiento de objetos, mordiscos, empujones, y retención de la respiración.
Las rabietas ocurren porque en esta etapa es muy difícil para tu hijo controlar sus emociones. A esta edad, cuando está feliz, está MUY feliz, y cuando está enfadado, está MUY enfadado. A esta misma edad, los niños se vuelven más independientes. La mayoría ya pueden caminar y, con esta nueva independencia física, quieren que se les permita HACER cosas. Y cuando les dices «NO», comienza la frustración. Y como no pueden controlar esa frustración ni expresar cómo se sienten, ¡empieza la rabieta!
Las rabietas ocurren por hambre, cansancio, enfermedad y frustración. Por lo tanto, la prevención es la mejor manera de evitarlas.
Algunos consejos útiles son:
- Establece una rutina constante para que el niño sepa cuándo es hora de acostarse, bañarse, comer y jugar.
- Si es posible, evita actividades aburridas como ir al supermercado o a la oficina de correos cerca de la siesta o la hora de comer, cuando tu hijo es más propenso a estar de mal humor.
- Ten juguetes listos para distraer a tu hijo si empieza a frustrarse.
- Si no logras evitar la rabieta, no hay mucho que puedas hacer una vez que comience la rabieta. Lo mejor es esperar a que pase. Asegúrese de que tu hijo esté seguro (a veces se golpean la cabeza contra la pared o el suelo), quédate cerca, pero no haga nada. Una vez que termine, redirije su atención a otra actividad.
El acrónimo R.I.D.D. (en inglés). Puede ayudarte a controlar las rabietas:
- Mantén la calma
- Ignora la rabieta
- Distrae al niño en cuanto termine
- Asegúrate de que tu hijo esté seguro, pero no cedas a sus exigencias.
No cedas. Si cedes a la rabieta, estás reforzando el comportamiento y tu hijo sabrá que si tiene una rabieta, conseguirá lo que quiere. Sabemos que puede ser doloroso verlo, pero lo mejor para tu hijo es que esperes a que termine la rabieta.
Las rabietas ocurren entre los dos y los tres años, pero pueden ocurrir incluso a los 12 meses. Se presentan en el 87 % de los niños de 18 a 24 meses, el 91 % de los de 30 a 36 meses y el 59 % de los de 42 a 48 meses. Suelen ocurrir una vez al día durante unos tres minutos. A medida que tu hijo crece y aprende a expresar sus sentimientos con palabras, la frecuencia, duración y gravedad de las rabietas disminuyen (¡no desesperes! Hay luz al final del túnel).
Las rabietas y las crisis pueden llevarte al límite. Intenta mantener la calma lo más posible. Si crees que vas a perder los estribos, trata de mantener la calma. Si ves que vas a perder los nervios, vete de la habitación o llama a una amiga.
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Os deseo todo lo mejor.
Un abrazo,
Ana
“Mi bebé no deja de llorar”

No das mucha información, pero sé que es increíblemente difícil tener un bebé que no para de llorar.
El llanto es la forma que tienen los bebés de comunicarse con sus cuidadores. Los bebés tienden a llorar cuando tienen hambre, cansancio, dolor, sed, malestar o están solos. Cuando tu bebé llore, busca las posibles razones: ¿Ha comido bien? ¿Tiene el pañal seco? ¿Ha dormido bien? ¿Tiene fiebre? Si todo parece estar bien y sigues pensando que llora mucho, llévalo al médico para que revise otras posibles causas de su llanto.
No sé la edad de tu bebé, pero es importante entender qué es un llanto normal. Todos los bebés lloran; sin embargo, algunos lloran más que otros, lo que dificulta que los padres y cuidadores mantengan la calma. Normalmente, los bebés lloran de 4 a 5 horas al día, con un pico entre las 6 y las 8 semanas de vida. A partir de los 3 meses aproximadamente, la mayoría de los bebés empiezan a llorar un poco menos. También es muy normal que el llanto aparezca y desaparezca sin que entiendas por qué. Y que el bebé no deje de llorar hagas lo que hagas. También es muy común que los bebés lloren más al final de la tarde o al anochecer.
Cuando llora, dale el pecho, cógele en brazos o llévalo en una mochila. Darle un masaje o un baño, o sacarlo a pasear, puede calmarlo.
Estar sola con un bebé que llora puede ser muy duro. Si te resulta demasiado, llama a una amiga, pídele ayuda a una vecina o sal a un lugar donde haya más gente. Y recuerda nunca sacudir a tu bebé.
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Te deseo todo lo mejor.
Un abrazo,
Ana
“¿Qué consecuencias recomendarías en casa por mal comportamiento en el colegio? Mi hijo tiene 12 años y ha estado gritando, diciendo palabrotas y negándose a seguir las reglas, pero nuestras conversaciones con él no parecen estar dando resultados.

Entiendo tu desesperación. Es realmente frustrante cuando nada de lo que haces funciona para cambiar el comportamiento de tu hijo. Primero, hablaría con sus profesores para tener una visión completa de lo que está pasando en el colegio: ¿El mal comportamiento se repite en todas las clases con todos los profesores? ¿Se comporta así todos los días o solo en días específicos? ¿Cómo está su estado de ánimo en general? ¿Tiene amigos? ¿Están bajando sus notas? Intenta tener una visión completa de su vida en el colegio y no solo de los momentos en que se porta mal. Es muy importante que trabajéis en equipo con la escuela.
Habla con él, no sobre su comportamiento en particular, sino sobre su vida: ¿Cómo le va en general? ¿Tiene amigos? ¿Se siente bien integrado en el colegio? ¿Está bien en casa? ¿Tiene alguna preocupación?
Cambia la dinámica: Puede que hayas caído en un círculo vicioso. Tu hijo se porta mal, nada de lo que le dices funciona, estás enfadado, él está enfadado y no pasáis tiempo juntos ni disfrutáis estando juntos. Necesitas cambiar la dinámica: dale la oportunidad de empezar de cero cada día. Cada día es un nuevo día para que se porte bien. Y recuerda elogiarlo. Muchas veces, ignoramos cuando nuestros hijos se portan bien y solo nos centramos en sus malos comportamientos. Siempre que lo haga bien, elógialo.
Ahora abordemos su comportamiento. Por lo que dices, hay tres comportamientos que necesita cambiar: gritar, decir palabrotas y no seguir las reglas. Así que, en lugar de decirle «tienes que portarte bien«, desglosémoslo para que sea más manejable para él: 1) no puedes gritar, 2) no puedes decir palabrotas y 3) debes seguir las reglas. Y luego vincula cada comportamiento con una recompensa. No sé qué le guste a tu hijo, pero podría ser algo como: «Tendrás tiempo de pantalla todos los días que no grites en el colegio«; o «Todos los días que no digas palabrotas, haremos tortitas para desayunar«, etc. Luego pídele al profesor que te envíe un breve informe sobre esos tres comportamientos todos los días.
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Os deseo todo lo mejor. Ponte en contacto conmigo si quieres discutirlo en profundidad.
Un abrazo,
Ana
“¿Es una señal de problemas de control de esfínteres que mi hija se niegue repentinamente a sentarse en el orinal? Ha tenido múltiples accidentes diarios durante las últimas tres semanas por esta razón, pero antes no tenía problemas.”

Me hubiera gustado saber la edad de tu hija para poder responder mejor a tu pregunta.
Primero la llevaría al médico para descartar cualquier tipo de problema físico como estreñimiento, infección de vejiga o diabetes. Como alternativa, considera si ha ocurrido algo recientemente que pueda haberle afectado ¿Se ha negado a usar el orinal al empezar la guardería o el colegio? ¿Se han mudado recientemente, se han divorciado o han tenido un bebé?
También es útil recordar que aprender a usar el orinal es una habilidad y, como en cualquier otra, el aprendizaje no es lineal; suele tener contratiempos. No es extraño que los niños experimenten regresiones en el aprendizaje de usar el orinal. Por lo tanto, trata de ser paciente y comprensiva. Recuérdale suavemente que tiene que usar el orinal. Cuando lo use, elógiela y demuéstrale claramente lo contento que estás. A los niños les gusta que sus padres estén contentos con ellos, por lo que es probable que repitan comportamientos que a ellos les gustan. No armes un escándalo si tiene accidentes. Dile con cariño que la próxima vez debe acordarse del usar el orinal. Y recuerda que no lo hace a propósito.
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Espero que esta información te sea útil. Os deseo a ti y a tu hija todo lo mejor.
Un abrazo,
Ana
Esta es la pregunta que los investigadores han estado tratando de comprender durante las últimas décadas. Y no es fácil de responder. ¿Se trata de los genes o del entorno? ¿Cuánto nos influyen los genes? ¿Qué rasgos se ven influenciados por la genética? ¿Cuánto nos influye el entorno? ¿De qué maneras? ¿En qué medida?
¿Nacemos o nos Hacemos?

La psicología surgió como ciencia a principios del siglo XX, con la idea de que somos lo que aprendemos. Desde entonces, tanto los psicólogos como el público general asumieron que el entorno era la principal influencia en nuestro desarrollo. Es decir, nuestros padres, nuestro vecindario, nuestra familia extendida, nuestra escuela y nuestros amigos moldean en quiénes nos convertimos. De todos estos factores, los padres eran considerados los más influyentes. Parece bastante lógico que quienes nos crían sean quienes más influyan en nuestra formación, ¿verdad? Pero si esta premisa fuera correcta, los hermanos que viven en la misma casa, con los mismos padres, asisten a la misma escuela y comparten la misma familia extendida deberían ser muy similares en personalidad y resultados. Pero si tienes hermanos o un par de hijos, sabrás que los hermanos no son iguales. Tienen similitudes, pero también son muy diferentes en personalidad y resultados. Esto significa que la suposición de que nuestro entorno es la principal influencia en el desarrollo humano no funciona.
Entonces, si no es el entorno, ¿qué? Los genes. Los psicólogos se dedicaron a examinar cómo la genética moldea quiénes somos. Los investigadores diseñaron estudios con gemelos y adopción para analizar el efecto de la crianza (entorno) y la naturaleza (genes). Te cuento cómo funcionan estos dos métodos, porque son fascinantes.
Estudios de Gemelos y de Adopción
Los estudios con gemelos se basan en la comparación de gemelos idénticos (o monocigóticos) con gemelos fraternos (o dicigóticos) en diversas variables: personalidad, inteligencia, rendimiento académico, habilidades cognitivas, habilidades sociales… ¿Por qué son interesantes los gemelos? Porque los gemelos idénticos comparten el 100% de sus genes, mientras que los fraternos solo comparten el 50%. La premisa de los estudios con gemelos es que cualquier diferencia entre gemelos idénticos y fraternos debe deberse a la genética, ya que han vivido en (más o menos) el mismo entorno. ¿Qué encuentran los estudios con gemelos? Generalmente, encuentran que los gemelos idénticos se parecen más entre sí que los fraternos. Esto sugiere que los genes importan más que el entorno.
Curiosamente, esto ocurre incluso en casos en los que los gemelos idénticos han sido criados por separado. Como te puedes imaginar, encontrar gemelos criados por separado no es tan común, pero se han examinado alrededor de un par de cientos de pares. ¿Qué encuentran estos estudios? Que los gemelos que nunca han vivido juntos se parecen más entre sí que a los hermanos con los que han vivido, tengan o no parentesco biológico. Esto sugiere que son los genes, y no el entorno, los que impulsan las similitudes.
Los estudios sobre adopción se basan en comparar si los niños adoptados se parecen más en las mismas variables: personalidad, inteligencia, rendimiento académico, habilidades cognitivas, habilidades sociales, etc., a sus padres adoptivos (con quienes comparten el entorno) que a sus padres biológicos (con quienes nunca han compartido el entorno, pero comparten el 50% de sus genes). ¿Qué encuentran los estudios sobre adopción? Sugieren que los niños adoptados tienden a parecerse más a sus padres biológicos que a sus padres adoptivos. Esto demuestra que el entorno no es tan relevante como creemos.
¿Debemos Concluir que Todo Es Cuestión de Genes?

No. Tanto los genes como el entorno nos moldean para convertirnos en quienes somos. Las últimas investigaciones psicológicas sugieren que todos los rasgos psicológicos son hereditarios en diferentes grados. Por ejemplo, se estima que la inteligencia es hereditaria en un 50%, el autismo en un 70% y la discapacidad lectora en un 60%.
Es muy importante comprender cómo funcionan los genes. Los genes no son inamovibles. No tienen la última palabra. En cambio, funcionan de forma probabilística. Podemos ser portadores de ciertos genes, pero eso no significa que todos se expresen. Se necesita un entorno específico para que se expresen. Por eso, aunque los gemelos idénticos tienen exactamente los mismos genes, no son completamente idénticos en sus personalidades ni en sus resultados. Y no son idénticos porque sus genes se expresan de diferentes maneras según sus experiencias, entornos… La genética no lo es todo, pero explica en gran medida por qué y cómo somos diferentes.
Nuestro entorno no es algo que simplemente está ahí. En gran medida, construimos nuestro entorno basándonos en nuestras predisposiciones genéticas. Por ejemplo, si tienes un hijo muy deportista o musical, te insistirá para que lo lleves a actividades deportivas o musicales. O si tienes un hijo muy introvertido, podría pedirte que no asistas a fiestas de cumpleaños. Moldeamos nuestro entorno en gran medida en función de nuestras predisposiciones genéticas.
¿Significa Esto que los Padres No Importan?
No. Los padres importan, y mucho, pero no de la forma en que solemos pensar. Importan porque creamos el entorno donde nuestros hijos se desarrollan. Y importan porque la crianza debe consistir en crear una relación sólida y amorosa con nuestros hijos. Después de todo, la relación padre-hijo es una de las más importantes que tendremos.
La realidad es que, como padres, tenemos mucho menos control del que nos gusta creer. Como dice el Dr. Russel Barkley en su excelente charla, podemos relajarnos y disfrutar de nuestros hijos. No podemos moldearlos para que sean lo que queremos que sean. Por mucho que lo intentemos. No somos carpinteros que puedan moldear a nuestros hijos para que se conviertan en lo que queramos que sean. En cambio, podemos ser jardineros y proporcionarles un terreno fértil para que crezcan y se desarrollen en lo que quieran ser.
Los niños alcanzarán su máximo potencial genético siempre que estén bien alimentados, queridos y bien cuidados. Los niños necesitan estimulación, pero la idea de que cuanto más los estimulemos, más inteligentes y capaces serán es errónea. Hay un límite. Así que podemos dejar de apuntar a nuestros bebés a programas de estimulación temprana y de ponerles ópera durante el embarazo, esperando que se conviertan en genios. Ese tipo de cosas no funcionan. Estimula a tu hijo, por supuesto, pero sabiendo qué puede y qué no puede hacer en cada etapa de su desarrollo y sabiendo que no lo convertirás en un Steve Jobs 2.0. Como padres, no tenemos el poder de hacerlo.
Se habla mucho sobre los estilos de crianza. Tienen su importancia, y es fantástico que seamos conscientes del tipo de padres que queremos ser y, sobre todo, del tipo de relación que queremos tener con nuestros hijos, pero debemos tener en cuenta que, la mayoría de las veces, simplemente respondemos a nuestros hijos. Es decir, los niños nacen con un temperamento que se debe principalmente a la genética. Algunos niños son muy difíciles (quisquillosos, irritables, lloran mucho) mientras que otros son fáciles (sonrientes, tranquilos, duermen bien, comen bien). Obviamente, es mucho más fácil ser padre de un niño fácil que de uno difícil. La forma en que criemos a esos dos niños será diferente, y no porque elijamos hacerlo conscientemente, sino porque reaccionamos a su genética.
¿Deberíamos Ignorar los Consejos para Padres?

No lo creo. Definitivamente deberíamos descartar a cualquier «experto» que prometa que si haces esto o aquello, el coeficiente intelectual de tu hijo aumentará 20 puntos, se convertirá en un genio matemático o un prodigio deportivo. Ignora a cualquier experto que te prometa alterar el desarrollo de tu hijo. Pero los consejos para padres son útiles para ayudarnos a gestionar problemas complejos como las conductas desafiantes, la disciplina o el sueño.
Y Por Último…
Gran parte de lo que nos convertimos depende de la genética. Esto no significa que no podamos hacer nada para apoyar a nuestros hijos. La genética y el entorno interactúan, así que lo mejor que podemos hacer por ellos es crear un entorno seguro y amoroso con límites claros. Y recuerda siempre que la crianza no es un medio para conseguir fin. Se trata de tener una buena relación con nuestros hijos. Nuestro objetivo debe ser estar con ellos, no cambiarlos. ¿No es un mensaje liberador?
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Referencias
Plomin, R. (2018). Blueprint. How DNA Makes Us Who We Are. United Kingdom: Allen Lane.
Segal, N. (2021). Deliberately Divided. Inside the Controversial Study of Twins and Triplets Adopted Apart. Un
“Por favor, necesito ayuda con la ansiedad por separación. El bebé solo quiere a su mamá, pero ella trabaja todo el día. Soy un padre discapacitado y me ocupo yo del niño todo el día, y siento que mi bebé me odia y no quiere saber nada de mí.»

Cuanto siento que te sientas así. Te aseguro que tu bebé no te odia.
Tu bebé está mostrando preferencia parental. Recuerda que la preferencia parental es cambiante. Si no eres el padre preferido en este momento, no significa que se mantendrá así. Es una etapa pasajera. No es señal de cuánto te quiere.
La preferencia parental es algo por lo que pasan muchísimos niños pero no es algo que comprendamos completamente desde una perspectiva de desarrollo.
Cuando tu hijo llore pidiendo a su madre, dile algo como: «Sé que quieres a tu madre, pero ahora no puede jugar contigo. Yo estoy aquí para jugar contigo«. Al hacer esto, estableces un límite, lo cual es crucial para el desarrollo infantil.
Por mucho que tu hijo prefiera su madre, mantente involucrado y no te alejes. Puede que sientas ganas de desaparecer, pero no lo hagas porque no será bueno para vuestra relación. Estate atento a no sentir resentimiento contra tu niño. No cometas el error de volverte más permisivo ni ceder a todos los deseos de tu hijo para que te quiera más.
A la vez, tu niño parece haber desarrollado ansiedad por separación. La ansiedad por separación es el miedo que tienen los niños a estar lejos de sus cuidadores. La ansiedad por separación aparece cuando los niños se dan cuenta que son entidades separadas de sus cuidadores pero todavía no comprenden que ellos siguen existiendo cuando no les pueden ver (esto se llama permanencia del objeto). Su hijo se pone ansioso porque no entiende que su esposa regresará. Como resultado, tu hijo puede llorar, gritar o aferrarse a tu mujer cuando se separa de ella. La ansiedad por separación es una parte normal del desarrollo infantil. Suele comenzar alrededor de los 6-7 meses y alcanza su punto máximo entre los 14 y los 18 meses, para disminuir cuando los niños llegan a la edad preescolar o escolar. Algunos niños pueden experimentar ansiedad por separación un poco más de tiempo que otros, ya que cada niño se desarrolla a un ritmo diferente. Si tu hijo sigue experimentando ansiedad por separación después de los 3 años o durante la edad preescolar, conviene hablarlo con su médico. Especialmente si interfiere con su capacidad para ir o quedarse en el colegio. También habla con su médico si crees que su ansiedad es demasiado extrema.
Espero que esta información te sea útil. Recuerda que es muy importante cuidarte. Como padre, te puedes sentir muy solo ocupándotelo todo el día de tu niño. Si quieres hablar sobre este o cualquier otro tema, ponte en contacto conmigo.
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Ana
«Mi hija de 17 años está bebiendo alcohol cada vez más y me preocupa que se esté convirtiendo en una adicción. ¿En qué momento debería considerar intervenir? No vive conmigo, vive con sus amigos después de que dejaron el colegio, y ellos facilitan este comportamiento.”

Como padres de adolescentes, a menudo nos sentimos impotentes al ver que están tomando un camino equivocado. Mencionas que tu hija no vive contigo, así que no sé cómo es vuestra relación.
Si os lleváis bien, habla con ella para conocer su opinión sobre el alcohol. No se trata de sermonearla, sino de preguntarle su opinión sobre el alcohol, saber cuánto y cuándo bebe, y la actitud de sus amigos hacia el alcohol. Si no tenéis una relación cercana, quizás haya otro adulto de confianza en su vida que pueda estar pendiente de ella y plantearle el problema con delicadeza.
También podría ser buena idea hablar con sus profesores para ver si notan algún cambio en su comportamiento o en sus notas. El orientador escolar también podría ser una buena persona con quien hablar.
Intenta seguir en la vida de tu hija. Recuerda que los adolescentes que tienen una relación cálida y abierta con sus padres son menos propensos a involucrarse en conductas de riesgo, como el consumo de alcohol. Al mismo tiempo, nuestros hijos aprenden más de lo que hacemos que de lo que decimos, así que sé un buen ejemplo para ella en este tema.
El contexto en el que vivimos también influye en nuestro comportamiento, así que si los compañeros de piso de tu hija beben mucho, es más probable que ella también lo haga. Cambiar su forma de vida también podría ser una buena idea.
Abordar los problemas relacionados con el alcohol es complejo porque hay muchos factores que lo sustentan. Contamos con una maravillosa terapeuta especializada en adicción al alcohol con la que podría ponerte en contacto si te interesa.
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«Mi bebé de 11 meses está muy inquieto ¿es normal?«

Los bebés nacen con su propio temperamento. Algunos son muy tranquilos, otros muy inquietos y otros se encuentran en un punto intermedio. Siempre que tu bebé no tenga dolor, hambre ni un pañal mojado, es normal que un bebé de 11 meses sea inquieto. Sin embargo, si te preocupa, consulta con tu médico para descartar cualquier problema de salud subyacente.
En cuanto a que sea muy dependiente, esto también es normal. No es malo que los niños sean dependientes (aunque sé muy bien que es agotador). De hecho, es una buena señal que tu hijo sea dependiente, ya que significa que ha establecido un fuerte vínculo contigo, lo cual es bueno para su desarrollo.
¿Cuándo terminará esta etapa? Cuando esté listo para soltarse. Algunos niños necesitan tiempo a solas, mientras que otros quieren estar cerca de su madre o padre todo el tiempo. La clave es recordar que cada niño se desarrolla a un ritmo diferente. Te aseguro que en algún momento te soltará y, como han establecido un vínculo fuerte, se sentirá seguro para salir a explorar el mundo, sabiendo que estarás ahí para él cuando te necesite.
Sé que tener un bebé inquieto y pegado a tí es agotador y puede ser increíblemente frustrante. Avísame si quieres tener una sesión individual para hablar sobre estrategias que puedan ayudarte a superar esta etapa.
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Ana
“¿Por qué es tan malo mi hijo de 4 años? Antes era muy dulce, pero el hijo de 4 años de mi amiga, que también se portaba mal, pareció provocar esto, porque después de jugar con él, es como si simplemente decidiera ser cruel.»

Necesitas cambiar tu forma de pensar sobre tu hijo. No es malo, sino que a veces actúa mal. Tiene problemas para controlar sus emociones, algo muy común en los niños de esa edad. A esta edad, los niños no tienen la capacidad de decidir ser crueles. No actúa mal a propósito.
Te animo a adoptar un enfoque de coaching: Nuestro objetivo como padres es ayudar a nuestros hijos a aprender de sus errores para que puedan hacerlo mejor la próxima vez. Por ejemplo, si cuando tu hijo pega a alguien, solo le dices «¡No puedes pegar, está mal!», no le estás enseñando cómo debe comportarse. Quizás pegar sea la única herramienta que tiene. En cambio, dale una herramienta más efectiva. «Pegar está mal porque haces daño a la otra persona. Veo que estás enfadado, ¿qué podrías hacer la próxima vez que estés en la misma situación? ¿Quizás podrías decirle a tu amigo por qué estás enfadado?».
Elógialo: como padres, a menudo ignoramos el buen comportamiento y solo nos centramos en el negativo. A los niños les encanta que sus padres estén contentos con ellos, así que cuanto más les demuestres que te gusta lo que hacen, más probable será que lo repitan. Al elogiarlos, sé específico. En lugar de decir: «Eres un niño muy bueno«, di: «¡Mira qué bien lo estás compartiendo con tu hermana, bien hecho!«. Así sabrán exactamente qué están haciendo bien y será más probable que lo repitan.
Y por último, y muy importante: sé un buen ejemplo de buen comportamiento. Parece que tu hijo podría estar copiando lo que hace su amigo. En cambio, debes ser un buen ejemplo y comportarte siempre de forma amable. Los niños siempre aprenden más de lo que hacemos que de lo que decimos.
Además, considera que podría ser que tu hijo esté muy cansado después de estar en casa de su amigo y eso podría estar afectando su comportamiento.
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Ana
“¿Cómo puedo ayudar a mi hijo de 16 años con ansiedad?”

Es importante que comprendas la ansiedad de su hijo. Es absolutamente normal que se sienta ansioso ante situaciones difíciles, como un examen o conocer gente nueva. En esos casos, la ansiedad es una emoción adaptativa porque se adapta a la situación a la que se enfrenta. La ansiedad se convierte en un problema (y, en última instancia, en un trastorno) si se siente ansioso durante seis meses o más o si su ansiedad es tan intensa que altera su funcionamiento diario. En este caso, puede ser buena idea que consultéis a un psicólogo especializado en ansiedad en adolescentes.
Habla con él sobre su ansiedad: pregúntale cómo se siente mental y físicamente y hablar sobre qué le causa ansiedad (un examen, hablar en público, conocer gente nueva…). Después, ayúdale a reconocer cuándo está ansioso (por ejemplo, siente las manos húmedas, se le acelera el corazón, su respiración se vuelve superficial…). El siguiente paso es idear juntos técnicas de relajación que pueda usar siempre que reconozca esas señales de ansiedad. Estas técnicas pueden ser: respirar profundamente 10 veces, contar hasta 10, visualizar un lugar o una persona que le haga feliz, o echarse agua muy fría en la cara o las muñecas. La idea es que, cada vez que sienta que la ansiedad se acerca, use una de estas herramientas. Debe usar la que mejor le funcione. Como puedes ver, el objetivo no es eliminar la ansiedad, sino ayudarle a gestionarla.
Muy a menudo, cuando los adolescentes se sienten ansiosos, evitan las situaciones que les causan ansiedad. Por ejemplo, evitan ir a una fiesta de cumpleaños o hacer un examen. Esta es una gran solución a corto plazo, pero la evasión a largo plazo empeora la ansiedad porque no afrontar la situación la hace aún más aterradora. Si este es el caso de tu hijo, ayúdalo a ir paso a paso para afrontar la situación que le causa ansiedad. El mensaje que debes transmitirle es que cada vez que se enfrente a la situación que le causa ansiedad, la ansiedad se irá aliviando.
Finalmente, es importante que valides la ansiedad de tu hijo y le hagas sentir seguro y escuchado, pero no la amplifiques. Tu mensaje debe ser: «Sé que estás ansioso y está bien, y estoy aquí para ayudarte a superarlo».
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Ana
“Por favor, ¿podría decirme si el TDAH es realmente un trastorno del comportamiento? Quiero saber si mi hija lo usa como excusa para el mal comportamiento de su hijo cuando vienen a casa.»

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es un trastorno del desarrollo neurológico. Los niños que lo padecen tienen dificultades para prestar atención, controlar sus impulsos y regular su comportamiento. Es un trastorno real, no una excusa. Los niños con TDAH quieren portarse bien, pero no pueden. Lo hacen lo mejor que pueden.
Te animo a que apoyes a tu hija. Ser padre o madre de un niño con TDAH puede ser muy complicado, especialmente si tu nieto se porta mal con frecuencia. No es de extrañar que los padres de niños neurodivergentes sean más propensos a experimentar problemas de salud mental y a dejar sus trabajos. Después de todo, estos padres tienen todas las preocupaciones de todos los padres, pero al mismo tiempo tienen que lidiar con el diagnóstico, los tratamientos, la medicación y las visitas al médico, sintiéndose juzgados y, a menudo, culpados por el comportamiento de sus hijos.
Puedes marcar una gran diferencia en la vida de tu hija apoyándola a ella y a su hijo. No la culpes por el comportamiento de tu nieto, porque los padres no son la causa del TDAH de sus hijos. El TDAH es real. No es una excusa.
Espero que esta información te sea útil. Si quieres hablar sobre este tema con más detalle en una sesión individual, ponte en contacto conmigo.
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Ana
“¿Cómo fomentar el desarrollo cerebral durante el primer año?”

Aquí te dejo algunas ideas:
- Sé receptivo a tu bebé: cuando haga sonidos, repítelos mientras lo miras y añade algunas palabras nuevas.
- Cántale, hablale, y leéle.
- Déjalo jugar: Jugar es el trabajo de los niños. A través del juego, desarrollan sus habilidades cognitivas y emocionales. Y no tengas miedo de dejarlo jugar solo. El juego no estructurado es muy beneficioso para los niños.
- Llévalo al aire libre: pasar tiempo en la naturaleza es bueno para el desarrollo de los niños ¡y para nosotros también!
- Dale una dieta saludable: una vez que empiece a comer sólidos, anímalo a probar nuevos sabores. Dale una dieta variada y evita los alimentos procesados.
- El sueño es fundamental para un desarrollo saludable. Las pautas indican que los bebés de 4 a 12 meses deben dormir entre 12 y 16 horas cada 24 horas (incluyendo siestas). Sin embargo, algunos niños duermen más que otros. Si tu bebé parece feliz y relajado durante el día, probablemente esté durmiendo lo suficiente.
- Tócalo: el contacto físico (abrazos, besos, caricias) es imprescindible para nuestros hijos.
- Mantenlo activo. No lo dejes en columpios, hamacas ni portabebés por mucho tiempo. Los bebés necesitan practicar sus habilidades motoras y no pueden hacerlo cuando sus movimientos están restringidos.
- Pantallas: esto siempre es una gran preocupación para los padres. La Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) recomienda que los niños no pasen tiempo frente a pantallas antes de los 2 años, salvo para videollamadas con familiares y amigos. También es importante recordar que los niños siempre aprenden mejor y más de una persona que de una pantalla.
- Por último, pero no menos importante: cuídate. Tu hijo necesita que estés bien para que él también lo esté. Es fundamental que no te agotes y que recuerdes que el padre o la madre perfectos no existe. No necesitas ser perfecto.
Dicho esto, no te vuelvas loco pensando que necesitas hacer demasiadas cosas para estimular el cerebro de tu hijo. Los niños alcanzarán su máximo potencial si están bien cuidados. La idea de que cuanto más estimules a tu hijo, mejor, no es correcta. Los niños necesitan suficiente estimulación para que su cerebro se desarrolle, pero hay un límite. Es un error pensar que si un poco de estimulación es bueno, mucha debe ser aún mejor. ¡Te digo esto para recordarte que te relajes y disfrutes de tu bebé!
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Ana
«¡Por Dios! Mi hijo está todo el día pegado a mí. ¿Cuándo termina esta etapa? No he tenido un momento para mí en meses y estoy desesperada.«

No existe una «etapa oficial de estar pegado». No es malo que los niños estén muy pegados a sus padres (aunque sé muy bien que es agotador). De hecho, es una buena señal que tu hijo esté muy apegado a tí, porque significa que ha establecido un fuerte vínculo contigo, lo cual es fantástico para su desarrollo.
¿Cuándo terminará esta etapa? Cuando tu hijo esté listo. Algunos niños necesitan tiempo a solas, mientras que otros quieren estar cerca de su madre o padre todo el tiempo. La clave es recordar que cada niño se desarrolla a un ritmo diferente. Te aseguro que en algún momento te soltará y, como habéis establecido un fuerte vínculo, se sentirá seguro para salir a explorar el mundo, sabiendo que estarás ahí para él cuando te necesite. Y eso es precioso. ¿Agotador para ti? Totalmente, y lo entiendo. No conozco tu situación, así que es difícil darte consejos más específicos, pero intenta buscar la ayuda de tus familiares y amigos en la medida de lo posible. Quizás el bebé no se vaya con ellos, pero pueden ayudarte con las tareas de la casa, así tendrás menos cosas que hacer. Además, si te sientes abrumada, intenta no estar mucho tiempo sola con el bebé. Sal a pasear con una amiga, únete a un grupo local de madres y bebés o simplemente siéntate con el bebé en una cafetería. Sé que esto es difícil para ti y te comprendo.
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Ana
“¿Cuánto tiempo de pantalla debería tener un niño de 7 años?”

La Asociación Americana de Psicología (APA) recomienda que los niños menores de 2 años no pasen tiempo frente a pantallas, excepto para videollamadas. Para niños de 2 a 5 años, la APA recomienda una hora diaria de contenido de alta calidad. A partir de los 6 años, la recomendación es simplemente «establecer límites consistentes sobre el tiempo dedicado al uso de medios y los tipos de medios». Como puedes ver, no existen directrices oficiales claras para responder a tu pregunta.
El tiempo que le dedique tu hijo a las pantallas depende de ti y de sus valores. Yo diría que, idealmente, deberías buscar un equilibrio. Debería tener tiempo para estar con amigos y familiares, hacer deporte y deberes, dormir lo suficiente y pasar tiempo con la pantallas. Si deja de hacer alguna de estas cosas porque pasa demasiado tiempo frente a pantallas, debes guiarlo para que recupere el equilibrio. Las pantallas no deberían interferir con el sueño, el juego, el ejercicio ni con la interacción con otras personas.
Además, considera qué hace con las pantallas. No es lo mismo si está chateando con amigos que si está jugando solo a un videojuego muy violento. Lo que hace mientras está frente a la pantalla importa tanto, o incluso más, que el tiempo que pasa frente a ella.
Establece reglas claras sobre el tiempo frente a la pantalla:
- ¿Cuándo puede estar frente a la pantalla?
- ¿Durante cuánto tiempo?
- ¿A qué juegos puede jugar?
- ¿Con quién puede jugar?
- ¿Cuáles son las consecuencias si rompe las reglas?
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Ana
“¿Tienes algún consejo o actividad para aliviar el estrés de los padres? Mi pareja y yo nos sentimos muy agotados últimamente por todo el estrés parental: facturas, alimentar al bebé, falta de sueño, nuestros padres intentando entrometerse, trabajos abrumadores, etc.”

Entiendo perfectamente por lo que estás pasando. Te animo a que consideres ser padre o madre trabajador como un reto y, como con cualquier reto, cuando lo analizas y lo divides en tareas más pequeñas, se vuelve menos abrumador. Tú y tu pareja necesitan planificar cómo queréis que sea vuestra vida como padres trabajadores y encontrar los recursos necesarios para que funcione. Lo importante es que ambos sintáis que tenéis el control de vuestra vida.
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- ¿Cuál es tu visión de ser padre o madre trabajador/a? Tu visión podría ser: «Ser partner en cinco años acostando a los niños todas las noches»; «No me importa mucho mi carrera, solo quiero mantener a mi familia sin perderme ni una sola función escolar«; «Me encantaría no trabajar y estar siempre en casa con mis hijos» o algo completamente diferente. Cualquiera que sea la forma en que quieras que sea tu vida como padre o madre trabajador/a es totalmente válida. Simplemente piénsalo detenidamente y haz un plan para que funcione.
- Para lograr tu visión (sea cual sea), necesitas establecer límites. Los límites siempre son importantes, pero más cuando nos convertimos en padres porque nuestra carga mental aumenta drásticamente. La carga mental es todo el trabajo invisible que hacemos: reservar citas con el médico, comprar regalos de Navidad para los profesores, recordar comprar globos para un cumpleaños o planificar las cenas de la semana. Por sí solas, parecen tareas pequeñas, pero todas suman. Necesitas establecer límites en casa y en el trabajo. Los límites son una forma de respeto por uno mismo y nos permiten administrar nuestra vida y nuestras relaciones de una manera que funcione para nosotros. ¿Cómo se ven los límites en el trabajo? Puedes comenzar a delegar un poco más, bloquear las reuniones durante un par de horas al día para concentrarte en el trabajo profundo o pedir trabajar desde casa un par de días a la semana. ¿Y en casa? Pon el teléfono en silencio durante la hora del baño, pídeles a tus padres que no te visiten durante la hora de la cena porque es tu momento de estar con los niños o di que no a una fiesta de cumpleaños porque quieres pasar un domingo tranquilo en casa.
- Piensa a largo plazo para permanecer en el juego: a veces, los padres con los que trabajo deciden dejar sus trabajos durante las crisis. El niño tiene gripe, no ha dormido en cinco días y tiene una presentación muy importante. La situación es demasiado y decide renunciar. La decisión es humana, pero debemos recordarnos a nosotros mismos que debemos superar los momentos difíciles para obtener recompensas a largo plazo. El niño solo tendrá gripe durante una semana, y siempre te ha encantado tu trabajo y quieres progresar en tu carrera. Este pensamiento de «corto plazo/largo plazo» te permite permanecer en el juego y mantener tu motivación. Sigue recordándote a ti mismo: la parte difícil terminará pronto y mi recompensa a largo plazo está por llegar.
- Crea un equipo fuerte de co-crianza: Los padres que co-crian eficazmente son aquellos que cooperan, se apoyan mutuamente, confían el uno en el otro y experimentan bajos niveles de conflicto relacionados con sus hijos. Sin embargo, no es fácil. Las investigaciones nos dicen que 2/3 de las parejas reportan una disminución en la satisfacción de su relación después de tener un bebé. Es importante normalizar el impacto masivo que tiene tener un hijo en cualquier pareja. Tener un hijo no es una sentencia de muerte para la pareja, pero requiere trabajo. Las parejas que sienten más conexión y satisfacción en su relación desde que se convirtieron en padres tienen algo en común: han creado un sentido de «nosotros», compartiendo las vistas y los bajos de la crianza. Saben que su relación necesita amor y atención. Para lograr esto, es importante que se comuniquen eficazmente entre sí. Asegúraos de hablar y escuchar. Además, aseguraos de que los dos sentís que el trabajo está distribuido equitativamente; de lo contrario, vuestra relación podría verse afectada. Cuando las parejas sienten que comparten la carga equitativamente.
- Encuentra tu tribu: la crianza nunca estuvo pensada para hacerse en soledad. Cuando se dice que se necesita un pueblo, ¡es porque así es! No lo hagas solo. Dedicar tiempo a ver a los amigos no es un lujo, sino una necesidad.
- Entiende lo que realmente importa para tu hijo: Tenemos miedo de cometer errores porque pensamos que con cada decisión que tomamos, podemos arruinar la vida de nuestros hijos. Este no es el caso: pequeñas decisiones como si dormir juntos o no, dar el pecho o no, enviarlos a una escuela mixta, no importan mucho. ¿Qué importa? La relación que tienes con tu hijo. Una relación fuerte, de confianza y amorosa es el predictor más fuerte de la salud mental y el bienestar de tu hijo. Si te angustias por cada decision: relájate.
- Olvídate de la perfección: Cambiemos la idea de ser un padre perfecto por la idea de ser un padre suficientemente bueno. La idea del padre suficientemente bueno fue formulada por un psicólogo llamado Donald Winnicott. No significa descuidar a un hijo, significa saber que como padres nos equivocaremos a veces y esto también es una parte natural de ser padre.
Espero que esta información te sea útil. Trabajo con muchos padres en tu misma situación. Si quieres saber cómo puedo ayudarte, no dudes en contactarme.
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Ana
“¿Podrías darme consejos sobre cómo tratar con un niño desafiante? Estoy al límite de mis fuerzas…”

No sé qué edad tiene tu hijo ni de qué manera es desafiante, pero aquí tienes información que espero te sea útil.
Si tu hijo es pequeño, es normal (e incluso bueno) que diga que no a todo. Dice que no a todo porque se está convirtiendo en su propia persona, con sus propias opiniones y pensamientos. Está aprendiendo que no es una extensión de ti. Tu hijo ha descubierto que tiene voluntad y la está ejerciendo.
Estos son algunos consejos que pueden serte útiles:
- Ofrécele opciones: les decimos que no a nuestros hijos pequeños todo el tiempo. Así que, siempre que sea posible y razonable, déjalo elegir (por ejemplo, «¿Quieres un plátano o una manzana?»; «¿Quieres el pijama rojo o el azul?«). Esta estrategia puede ahorrarte algunos «no».
- Sé que es difícil, pero intenta no reaccionar mucho cuando diga “no”.
- Deja que te ayude: a los niños pequeños les encanta ayudar a sus padres. Deja que te ayude en el supermercado, limpiando o cocinando (y sí, también necesitarás paciencia para hacerlo).
- Intenta distraerlo y hacerlo reír cuando diga que no. Esto suele funcionar muy bien y te evita otra lucha de poder.
- Mantén una rutina y una estructura constantes. Saber qué van a hacer a continuación suele ser de gran ayuda para los niños.
- Recuerda que esta fase terminará. ¡No durará para siempre!
A veces, esta fase de decir «no» se complica y los niños desarrollan el trastorno negativista desafiante (TND), un tipo de trastorno de conducta disruptiva que implica dificultades para gestionar las emociones y el comportamiento. Los síntomas comienzan antes de los 8 años y casi siempre antes de los primeros años de la adolescencia.
Dado que todos los niños presentan dificultades en algún momento, a veces es difícil distinguir entre un niño de carácter fuerte y uno con TND. Los niños con TND suelen estar enfadados, irritables y desafiantes con sus padres y otras figuras de autoridad. Suelen mostrarse rencorosos y buscar venganza. En algunos niños, los síntomas pueden presentarse solo en casa, pero con el tiempo, también pueden aparecer en otros entornos, como la escuela o con amigos. Los niños con TND tienden a tener problemas con las relaciones, la escuela y los compañeros.
Si le preocupa que su hijo pueda tener TND, busque ayuda de un psicólogo o psiquiatra infantil con experiencia en este campo. El tratamiento suele incluir: Capacitación para el Manejo de Padres (PMT), terapia e intervenciones escolares.
Espero que esta información te resulte útil. Si deseas tener una sesión conmigo para hablarlo con más detalle, no dudes en contactarme.
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Ana
«¿Qué estilo de crianza recompensa a los niños por seguir las reglas?»

La crianza democrática es el estilo que más recompensa a los niños por seguir las reglas. Este tipo de crianza es además el más recomendable para criar a nuestros hijos. Los padres democráticos son cariñosos y establecen límites claros para sus hijos. Los niños comprenden esos límites y reglas, así como las consecuencias de romperlos. Los padres tienen en cuenta las opiniones y sentimientos de sus hijos, pero en última instancia, son ellos quienes toman las decisiones.
Cientos de estudios demuestran que a los niños con padres democráticos les suele ir mejor en la vida. Estos niños tienden a ser equilibrados, se llevan bien con sus compañeros y amigos, tienen buen rendimiento escolar y una alta autoestima. Se sienten seguros porque sus padres establecen rutinas y pautas de comportamiento claras.
Premiar a los niños por su buen comportamiento es un tema controvertido. Algunos afirman que no es buena idea porque promueve la motivación extrínseca, no la intrínseca. La motivación intrínseca consiste en realizar una actividad por la satisfacción que brinda, en lugar de por una recompensa externa. Por ejemplo, leer un libro porque te interesa su historia o aprender a montar en bicicleta por la sensación de logro. En cambio, la motivación extrínseca consiste en realizar una actividad por una recompensa externa, como un objeto material o el elogio de alguien. Por ejemplo, compartir con amigos a cambio de más tiempo en pantalla o dulces. Idealmente, queremos que nuestros hijos tengan motivación intrínseca.
Una buena manera de recompensar a los niños por el buen comportamiento es mediante elogios. Como padres, a menudo ignoramos el buen comportamiento y solo nos centramos en el negativo. A los niños les encanta que sus padres estén contentos con ellos, así que cuanto más les demuestres que te gusta lo que hacen, más probable es que lo repitan. Al elogiarlos, sé específico. En lugar de decir: «Eres un niño muy bueno«, di: «¡Mira qué bien compartes con tu hermana, bien hecho!«. Así sabrán exactamente lo que están haciendo bien y será más probable que lo repitan.
Por lo tanto, elogia a tu hijo cuando haga las cosas bien. E intenta ser un padre democrático siempre que puedas.
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